domingo, 29 de mayo de 2011

La canción más bonita del mundo.

Sueños que se apagan tras un atardecer primaveral,
flores que se marchitan en mi carcel visceral,
noches que no acaban, callejones si salida,
versos olvidados sin patria que añoran libertad.

Malos despertares gruñen a la vez que cantas,
rachas de viento solo traen inmolación otoñal,
soles que se apagan y no dejan de mirar.
Y mientras tanto pienso, dejo mi mente volar
para cantar.

Y olvidar que no es fácil olvidar
y mirar que no es fácil dejar de mirar.
Añorar, quizás aquello no se quedó tan atrás.

Busco entre mis entrañas mi lado más profundo,
entre tripas, arterias y grises pulmones.
Quizás cuando escriba la canción más bonita del mundo,
quizás lo encuentre, quizás...

Mientras tanto sueño volar.
Mientras tanto olvido despertar.
Si ves que miento de verdad
vente conmigo, te enseño a soñar.

En mi jaula sueño despertar
mientras el tiempo me enseña olvidar volar.
Si ves que intento despertar
no hagas ruido, no me dejes levantar.

Sigo buscando mi lado más profundo
entre vuestras podridas calles sin rumbo.
Quizás cuando escuche la canción más bonita del mundo...
Quizás lo haya encontrado, quizás.


martes, 17 de mayo de 2011

Desatino nocturno.

El sueño de un par de corazones se ve enturbiado por la claridad del día. El asfalto, una vez más, vuelve a verse pisoteado por la falaz y mundana banalidad de la rutina. La indecisión se topa con lo pronosticado. Lo establecido se estampa con la continuidad y se rompe al colisionar con lo imaginario.

Descansa la noche en sus marginados aposentos para dar lugar a una jornada intensiva de falsos abrazos e insignificantes pasos hacia un mundo lleno de traidoras palmadas en la espalda. Atrás quedan las ensoñaciones ficticias encadenadas a la eterna autodestrucción.

Solo un abstracto y sugerente hilo deforme gris y transparente, que sale del fálico e incandescente sonido producido por un dulce y la vez obsceno jadeo, hace que vuelva a tomar consciencia de la locura, el desarraigo y en definitiva, el regreso a mis inofensivos pecados libres del absurdo cautiverio de la realidad.

domingo, 1 de mayo de 2011

El pararrayos.

Suenan las campanas,
suenan los tambores,
suenan las trompetas,
bailan los señores.

Todos los borregos con su alegre melodía,
inmunda masa entumecida,
sus balidos al unísono; banal y futil vida.



















Canta el genio en mi cabeza
gimen las guitarras, dejo la puerta abierta al climax
percusiones hacen que me hospede con la magia, y me fascino
a ritmo de baile embriagador.
Me dejo llevar, me dejo llevar...