viernes, 25 de noviembre de 2011

Como el aire a los molinos.

Solo quería encontrarla, nada más, bajo cualquier circunstancia. No le importaba dejarlo todo atrás, era demasiado especial...

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Itinenario.

La arena cubre mis pies
mientras camino a solas, me hundo.
Logro verme abajo, se rompen las nubes,
pero tras la tormenta siempre llega la calma.

El cielo empieza a llorar,
ahora es barro todo lo que piso.
Se hace difícil el camino
aunque la lluvia siempre cesa.

-Paro para descansar y prosigo-

Se escuchan los primeros murmullos,
dentro la gente habla y ríe
no hay nadie con ganas de llorar.
Parezco un intruso en medio de tanto júbilo.

Lo ignoro todo, prosigo mi exploración.
Atrás dejo lo insustancial,
mis ganas de caminar se esfuman.
Me encuentro perdido en la calle de la esperanza.

Allí, me tiro boca arriba en el suelo mojado,
cierro los ojos, al final los abro.
En el cielo veo una pequeña luz
con la que juegan a ver los gatos.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Nada más.

Empieza el frío movimiento de la ciudad,
las luces del cielo se apagan,
se van como viejos recuerdos.
Parece que ya no importan,
ahora es tan solo un día más.

Propósitos inocentes que como papel ardiendo
se esfuma, nada más.
Proposiciones indecentes que solo daban calor.
Palabras incandescentes iluminan mi final
como las luces de la noche que ya nunca volverán.

Limpieza de sentimientos,
la eterna búsqueda del orden mental.
Hay una guerra en mi cerebro
que no pretendo ganar.
Es Una guerra nada más.

El gris del asfalto es mi lienzo.
Dibujo caminos pedregosos,
imagino árboles lampiños,
raíces enterradas bajo hojas amarillas
que el viento mueve tras el cristal.

Ahora puedo dormir,
ya por fin podré soñar.
Quizás me acerque al deseo
de poder reír algún día
y que sean risas nada más.

"Buenos días señor barrendero,
¿cómo lleva su faena?"
Anónimas voces se cruzan.
"Hoy por fin he terminado,
ya me puedo retirar"

Ya no oigo nada
no estoy para mucho más
voy a cerrar los ojos
ahora ya si,
podré soñar.